El Mal, La Razón y la Solución al Problema
Clasifíquese en "Moral y Liberalismo" o en "Soporíferas Arengas de Lapatata"
Permítanme una larga especulación más bien propia de un catequista. Vamos a ver si ordeno mis ideas o si concluyo con un pastel intelectual similar a este con el que comienzo.
Empezaré con una interrogación: ¿El Mal existe? Si lo desean, para seguir leyendo sin que se les escape la risa –no sé si les sucede como a mí: la moral abstracta me resulta hilarante-, no consideren El Mal como una categoría moral sino más bien como un horrible resultado. Enfóquenlo de un modo materialista e intenten sujetarse las tripas. Dejen las coñas para otro momento, por favor.
De acuerdo, respondamos la pregunta entonces:
¿El Mal existe? Sí, claro que sí.
Está bien, El Mal existe pero ¿Es intencionado?
No lo sé.
Probablemente no.
Generalmente se comete en un primoroso intento por ser bueno. Se intenta intervenir, planificar, actuar, resolver, prestar un servicio… Y se hace El Mal.
Por pretender ser caritativo, por intentar resolver un problema.
En una de las historias de Stanislav Lem contenidas en Ciberíada, el constructor Trurl arriba al planeta con la más avanzada de las civilizaciones posibles. Una vez allí, advierte que está habitado por unas extrañas criaturas que se sacan caramelos de la nariz y que sólo descansan o duermen a pierna suelta sin que pueda hallarse por ningún lado el más mínimo vestigio de una "civilización avanzada". Cuando Trurl pregunta enojado porqué diantre están ahí quietos, sin hacer nada, uno de los habitantes de ese extraño planeta le expresa abatido esta lacerante contradicción (que se hace El Mal cuando se pretende hacer El Bien). Explica que nunca pudieron llegar a controlar totalmente las consecuencias de sus acciones y que siempre -con la planificación y la acción subsiguiente-, generaron más problemas de los que inicialmente debían resolver. Así que al fin los habitantes de la más avanzada de las civilizaciones posibles optaron por no intentar resolver nada. Se tumbaron a la bartola. Así, ni generaban problemas ni los resolvían creando otros nuevos.
Ayer estuve dándome una vuelta por algunas páginas liberales, esos muermos que tengo por costumbre visitar debido a mi extraña y masoquista necesidad de indignarme por lo menos cuatro veces al día, y pude observar en ellas un patrón común de opinión (al margen de la evidencia de que todos creen distinguirse de los demás pensando justamente Lo Mismo): todos están firmemente convencidos que más de Esto, más mercado, más precarización y mayor desigualdad, resolverán El Problema de la Pobreza. Mayestáticas intencionadas.
Es decir: que más pobreza acabará con la pobreza.
El martillo aplicado con toda su dureza, finalmente dejará de clavar clavos para acariciar la madera en una serie de largos y apasionados arrumacos. Pasaremos de los golpes actuales al cariño eterno quién sabe como. El Mercado nos lo dirá. Tengamos Fe.
La simplicidad con la que se expresan es abrumadora.
Ellos, como todos los demás, como las mayorías pensantes, creen tener La Razón (¡como si alguien pudiese tenerla!) y enfrentan El Problema (que en muchos caso no es tal: confunden la sencillez con la pobreza de una forma flagrante; clasifican como "pobre" toda sociedad agraria autoabastecida con una rica vida común por su carencia de motores de explosión y sociedades mercantiles) con La Solución (el habitual batiburrillo de categorías, mediciones, estandarizaciones y herramientas científicas; conocimiento obtenido gracias a subvenciones de corporaciones cuyos intereses defienden). Un consejo: huyan de quien tiene (1) La Razón y conoce (2) La Solución de (3) El Problema. Corran como el viento y no miren hacia atrás. Y tápense los oídos con algodones. El canto de los racionalistas es embriagador.
Pero regresemos al planteamiento inicial.
Continuemos la catequesis:
¿Quieren los liberales hacer el Mal? No lo creo, por lo general, en lo que ellos llaman “ámbito personal” (lo que es propio, personal-de-uno-mismo: la "esfera privada", a saber: la "común" particularizada y sublimada) son fervientes antiprohibicionistas y muy partidarios de la buena educación, como un servidor, como la mayoría de ustedes.
Sin embargo, en sus formulaciones económicas totalizadoras -en las que todo puede medirse, "pertenercer a" y enajenarse- los liberales descuidan a propósito, qué duda cabe, quién ejerce el mando en las relaciones económicas, qué intereses se sirven, qué relaciones de dominio se establecen o ya, al margen de cualquier consideración monetaria, la propia finitud de nuestro mundo o la existencia de sujetos no humanos en este mismo espacio: animales y plantas.
Precisamente por ello se irritan sobremanera cuando alguien saca a la luz reparos morales o invocaciones a la justicia y a la paz social. Le asaltan a uno con que eso no es "objetivo". Y no hablemos ya de la mala leche que se les forma cuando alguien esgrime uno de los "falsos Mitos del Ecologismo", simples evidencias para cualquier mortal: que se está arrasando el planeta, que cambia el clima, que se talan bosques, que la sequía es ya endémica… Entonces le piden a uno que "se centre", que hable "de lo que se habla", como si cupiese separar la acción de la consecuencia. Todas estas son consideraciones que no tienen lugar en su sistema de pensamiento. Parecen ignorar que Esto, este capitalismo salvaje (pronúnciese con convicción, no podemos ya ser tímidos), aunque pueda llevarse a cabo con algunas consecuencias medianamente sobrellevables, o como mínimo, publicitables según los valores del marketing desarrollista que el propio capital impone -el goteo de la riqueza en forma de salarios paupérrimos o la creación de unos abundantes y miserables Puestos de Trabajo-, resulta un infierno para la mayor parte del planeta. Los del sur mueren de hambre y nosotros de aburrimiento.
Pero la suya es una simple adoración del Dios Dinero. Una nueva Fe disfrazada de razón. Como todas, guiada por la idea de El Bien. Una sustitución de la imagen de Cristo. El Mercado en la cruz.
Pero no, no quieren destruir el planeta, no son partidarios de El Mal, tal y como los presentan algunos inocentes alterglobalizadores. Como sus antagonistas, son igualmente mesiánicos y se entregan a la Fe donde conluye su conocimiento. Así pues: armados con argumentos y conocimiento científico ad hoc, los liberales creen tener una receta para salvarnos. Una receta que termina siendo, agárrense la boina, paisanos: ¡¡¡más de esto mismo!!! Ya que no sabemos a donde vamos, aceleremos.
Y no les da vergüenza. Eso es quizá lo más asombroso. Existe incluso una eminencia buenrrollista bastante imbécil que predica algo así como ¡Más Globalización Ahora Colegas!
La institucionalización de El Mal. Sin quererlo, claro. Más bien queriendo su contrario.
Así que a la pregunta inicial que formulé, supongo que reafirmo lo dicho: que sí, que El Mal existe. Aunque me huele que siempre se hace creyendo estar llevando a cabo alguna forma de El Bien. Y es que el autoengaño al que algunos se someten para sobrellevarse con todos sus prejucios e ideologías es completo, perfecto.
Permítanme una larga especulación más bien propia de un catequista. Vamos a ver si ordeno mis ideas o si concluyo con un pastel intelectual similar a este con el que comienzo.
Empezaré con una interrogación: ¿El Mal existe? Si lo desean, para seguir leyendo sin que se les escape la risa –no sé si les sucede como a mí: la moral abstracta me resulta hilarante-, no consideren El Mal como una categoría moral sino más bien como un horrible resultado. Enfóquenlo de un modo materialista e intenten sujetarse las tripas. Dejen las coñas para otro momento, por favor.
De acuerdo, respondamos la pregunta entonces:
¿El Mal existe? Sí, claro que sí.
Está bien, El Mal existe pero ¿Es intencionado?
No lo sé.
Probablemente no.
Generalmente se comete en un primoroso intento por ser bueno. Se intenta intervenir, planificar, actuar, resolver, prestar un servicio… Y se hace El Mal.
Por pretender ser caritativo, por intentar resolver un problema.
En una de las historias de Stanislav Lem contenidas en Ciberíada, el constructor Trurl arriba al planeta con la más avanzada de las civilizaciones posibles. Una vez allí, advierte que está habitado por unas extrañas criaturas que se sacan caramelos de la nariz y que sólo descansan o duermen a pierna suelta sin que pueda hallarse por ningún lado el más mínimo vestigio de una "civilización avanzada". Cuando Trurl pregunta enojado porqué diantre están ahí quietos, sin hacer nada, uno de los habitantes de ese extraño planeta le expresa abatido esta lacerante contradicción (que se hace El Mal cuando se pretende hacer El Bien). Explica que nunca pudieron llegar a controlar totalmente las consecuencias de sus acciones y que siempre -con la planificación y la acción subsiguiente-, generaron más problemas de los que inicialmente debían resolver. Así que al fin los habitantes de la más avanzada de las civilizaciones posibles optaron por no intentar resolver nada. Se tumbaron a la bartola. Así, ni generaban problemas ni los resolvían creando otros nuevos.
Ayer estuve dándome una vuelta por algunas páginas liberales, esos muermos que tengo por costumbre visitar debido a mi extraña y masoquista necesidad de indignarme por lo menos cuatro veces al día, y pude observar en ellas un patrón común de opinión (al margen de la evidencia de que todos creen distinguirse de los demás pensando justamente Lo Mismo): todos están firmemente convencidos que más de Esto, más mercado, más precarización y mayor desigualdad, resolverán El Problema de la Pobreza. Mayestáticas intencionadas.
Es decir: que más pobreza acabará con la pobreza.
El martillo aplicado con toda su dureza, finalmente dejará de clavar clavos para acariciar la madera en una serie de largos y apasionados arrumacos. Pasaremos de los golpes actuales al cariño eterno quién sabe como. El Mercado nos lo dirá. Tengamos Fe.
La simplicidad con la que se expresan es abrumadora.
Ellos, como todos los demás, como las mayorías pensantes, creen tener La Razón (¡como si alguien pudiese tenerla!) y enfrentan El Problema (que en muchos caso no es tal: confunden la sencillez con la pobreza de una forma flagrante; clasifican como "pobre" toda sociedad agraria autoabastecida con una rica vida común por su carencia de motores de explosión y sociedades mercantiles) con La Solución (el habitual batiburrillo de categorías, mediciones, estandarizaciones y herramientas científicas; conocimiento obtenido gracias a subvenciones de corporaciones cuyos intereses defienden). Un consejo: huyan de quien tiene (1) La Razón y conoce (2) La Solución de (3) El Problema. Corran como el viento y no miren hacia atrás. Y tápense los oídos con algodones. El canto de los racionalistas es embriagador.
Pero regresemos al planteamiento inicial.
Continuemos la catequesis:
¿Quieren los liberales hacer el Mal? No lo creo, por lo general, en lo que ellos llaman “ámbito personal” (lo que es propio, personal-de-uno-mismo: la "esfera privada", a saber: la "común" particularizada y sublimada) son fervientes antiprohibicionistas y muy partidarios de la buena educación, como un servidor, como la mayoría de ustedes.
Sin embargo, en sus formulaciones económicas totalizadoras -en las que todo puede medirse, "pertenercer a" y enajenarse- los liberales descuidan a propósito, qué duda cabe, quién ejerce el mando en las relaciones económicas, qué intereses se sirven, qué relaciones de dominio se establecen o ya, al margen de cualquier consideración monetaria, la propia finitud de nuestro mundo o la existencia de sujetos no humanos en este mismo espacio: animales y plantas.
Precisamente por ello se irritan sobremanera cuando alguien saca a la luz reparos morales o invocaciones a la justicia y a la paz social. Le asaltan a uno con que eso no es "objetivo". Y no hablemos ya de la mala leche que se les forma cuando alguien esgrime uno de los "falsos Mitos del Ecologismo", simples evidencias para cualquier mortal: que se está arrasando el planeta, que cambia el clima, que se talan bosques, que la sequía es ya endémica… Entonces le piden a uno que "se centre", que hable "de lo que se habla", como si cupiese separar la acción de la consecuencia. Todas estas son consideraciones que no tienen lugar en su sistema de pensamiento. Parecen ignorar que Esto, este capitalismo salvaje (pronúnciese con convicción, no podemos ya ser tímidos), aunque pueda llevarse a cabo con algunas consecuencias medianamente sobrellevables, o como mínimo, publicitables según los valores del marketing desarrollista que el propio capital impone -el goteo de la riqueza en forma de salarios paupérrimos o la creación de unos abundantes y miserables Puestos de Trabajo-, resulta un infierno para la mayor parte del planeta. Los del sur mueren de hambre y nosotros de aburrimiento.
Pero la suya es una simple adoración del Dios Dinero. Una nueva Fe disfrazada de razón. Como todas, guiada por la idea de El Bien. Una sustitución de la imagen de Cristo. El Mercado en la cruz.
Pero no, no quieren destruir el planeta, no son partidarios de El Mal, tal y como los presentan algunos inocentes alterglobalizadores. Como sus antagonistas, son igualmente mesiánicos y se entregan a la Fe donde conluye su conocimiento. Así pues: armados con argumentos y conocimiento científico ad hoc, los liberales creen tener una receta para salvarnos. Una receta que termina siendo, agárrense la boina, paisanos: ¡¡¡más de esto mismo!!! Ya que no sabemos a donde vamos, aceleremos.
Y no les da vergüenza. Eso es quizá lo más asombroso. Existe incluso una eminencia buenrrollista bastante imbécil que predica algo así como ¡Más Globalización Ahora Colegas!
La institucionalización de El Mal. Sin quererlo, claro. Más bien queriendo su contrario.
Así que a la pregunta inicial que formulé, supongo que reafirmo lo dicho: que sí, que El Mal existe. Aunque me huele que siempre se hace creyendo estar llevando a cabo alguna forma de El Bien. Y es que el autoengaño al que algunos se someten para sobrellevarse con todos sus prejucios e ideologías es completo, perfecto.
9 Comments:
No le felicito a diario por la lucidez a diario porque sería reiterativo, pero lo de hoy ha sido tal fogonazo que diríase que cerrando los párpados permanece en mis calcinadas retinas la imagen rejplandeciente de su llameante verbo.
Qué pocas veces se piensa lateralmente, y ante algo planteado como problema nadie piensa que la respuesta correcta puede no ser ni sí ni no sino aquello de "pues yo creo que me voy a sacar la chorra".
No deje vd nunca de escribir. Si no sabe por qué escribe, yo sí que lo sé.
Chasgracias.
Sepa Vd. que ya he anotado su prodigioso remedio y pienso reclamarle al próximo que me importune aquello de:
¡Pues vaya sueño más truño!
Un caluroso saludo.
Muy buen post, pero a mi se me vienen a la cabeza ciertas personas que no creo que busquen ningun tipo de bien. Solo buscan su enriqueciemiento a costa de los demas, es su unico fin.
Poniendo ejemplos, asi como Bush si que me puedo creer que bajo esa estupidez galopante crea, como bien has apuntado, autoengañadose, que lo que hace es bueno para "los demas", Zaplana no creo que persiga nada mas que su enriquecimiento. Su unica fe ó ideologia es el Dinero.
Es posible que el auntoengaño, ó lo complicado de sus acciones no les dejen ver las verdaderas consecuencias, pero para mi, la intelegiencia es un factor decisivo, y muchos politicos y empresarios saben muy bien lo que hacen. Desde luego, dificil tema has expuesto hoy, felicidades.
La cuestión previa a si existe o si es intencionado, es bastante obvia. ¿Qué es el mal?. Créeme, no es retórica. Vuelvo al discurso de que una teoría (la liberal o la libertaria) es un razonamiento, generalmente el mismo, sobre unas hipótesis, generalmente distintas. Y no hay mayores hipótesis que los significados de las palabras. Y en ciencias sociales, el tótem que decidirá la ideología del que lo reflexiona, si me permitis el tópico, el que decidirá si te vistes con corbata o kufiya, es el concepto de Mal. Resumiendo y divagando, me temo que no considero al Mal malo. Ni bueno. Lo considero inevitable. El hombre es oportunista: y del oportunismo a la crueldad hay mucho menos de lo imaginable. La naturaleza es cruel: hace a sus hijos (desde una patata hasta un patato) oportunistas. Si quieres eliminar el Mal, elimina al hombre, física o esencialmente, en este caso convirténdolo en una alcachofa moral y espiritual como lo ciberíados. Si no quieres eliminar al hombre, gestiona el Mal (¿¡gestionar el Mal?!?): ahora es cuando empliezo con lo de las leyes, los contratos, la democracia, el mercado,…, buff, liberales,…Sobre las maldades (terrorismo, hambre, patera, fraude,…) podrán los liberales hermès (que llamáis neoliberales o neocons o, vaya, liberales) y los radikales kalimocho (que llamáis rojazos, libertarios,…) divagar sobre si son causa o efecto.
La lucidez de tus exposiciones no me evitan echar de menos simples propuestas: propón simplemente una solución. Recuerda que vamos camino hacia los 7000 millones: si te sale más, relegas a Hitler, Stalin y la Gripe Española a simples aficionados de la infamia
La consideración sobre el Mal, como ya dije en la introducción del escrito, debe restringirse a "un mal resultado". NO comulgo con concepciones moralistas y religiosas que tratan de definir El Mal según el momento históricos concreto. Es evidente que debemos dotarnos de normas (las mejores, por supuesto, interiorizadas e implícitas), el problema es que cuanto mayor su definición y más explícito el límite, mayor necesidad de nuevas normas para nuevos supuestos... y así entramos en una espiral sin fin (esta que vivimos, en la que para solucionar un problema, cualquiera, se mide y se hace norma).
Entiendo tu razonamiento pero no lo comparto: la mundialización económica, la estandarización de todos los sistemas económicos en Este (el capitalismo, o según AGC, la tecnodemocracia progresada) no ha sido más que una imposición que, sugestión mediante (cuando no manu militari), se ha colocado a todos los pueblos como una "solución" a sus problemas. Pero no lo olvidemos: ha sido vendido como tal y ha reemplazado a otros sistemas válidos (solo que más indefensos y más racionales: no fundados en el egoísmo y la peor parte del ser humano, como este).
Ésta economía total, suma a gran escala de las grandes economías de escala -siempre con el tinglado financiero superpuesto, el Dinero sublimado, hecho sujeto, moviéndose de aquí para allá a su antojo- podría ser perfectamente sustituida por muchas de aquellas pequeñas economías que antes fueron. Es necesario: muchas pequeñas economías. Debemos volver a localizar y a crear comunidad.
El problema demográfico (cómo alimentar y entretener a tantos, o sea: comida y trabajo) puede enfocarse en forma de consideración de una infinitud de problemas locales, o -como gusta a economistas y corporaciones, que "curiosamente" coinciden aquí - a base de conceptualizar los diferentes escenarios como un todo: la "economía global".
En lo de proponer una solución, artaban, no me vas a pillar... porque si te la soltase (que no la tengo) daría por supuesto tres cosas:
1) Que esto que hay ahora es una "solución" que puede reemplazarse por otra. Falso: esto es un cúmulo de circunstancias y un devenir que no ha planificado nadie de forma conjunta. Exigir a quien critica que lo reemplace en bloque es injusto y desproporcionado. Se pueden aportar ideas, como mucho. Y siempre lo hago.
2) Que puedo conocer todas las variables que configuran la realidad y, además, preveer su variación hasta la puesta en marcha de "mi plan". No soy tan sabio. Nadie lo es. Lo de creerse Dios ya se sabe qué problemas genera.
3) Que algo que pudiese decidir yo pudiese ser más válido que lo que le parece a cualquiera. Caería de nuevo en ese tongo de la "representatividad" que legitima la política -que pienso por muchos y que tengo un mejor cirterio que ellos- y que se abrogan políticos e intelektuales (y que me da tanto asco).
Por otra parte, generar todo un sistema ideológico en base a una determinada "naturaleza humana", esa abstracción que nadie puede establecer y que por tanto, puede legitimar cualquier discurso, me parece muy peligroso. Además, es curioso pero se puede llegar diseñar dos sistemas de acción perfectamente antagonistas basados desde una premisa de salida igual: que el hombre es bueno (rusoniana), que es malo (hobbesiana), o que es un tonto del culo (mía). POr ejemplo, puedo caer en el nihilismo neoliberal de todos contra todos porque el hombre es "malo", y la competencia es su escenario natural o, puedo pensar que, precisamente, porque el hombre es malo (u oportunista o egoísta), hace falta construir una forma de organización que sirva de contención (asambleas, consejos). Puedo creer que por ello, la multitud debe controlar todos esos miles de egos desquiciados.
En fin, que no comulgo con esos diagnósticos del pastor que, mirando al rebaño, según su estado de ánimo, comenta: "mira que son jodidas, las ovejas... y cada vez son más..."
Una aclaración, un acierto y un error. Pero antes un comentario: creo que el compromiso (hablo de intenciones, no de resultados) podría medirse en una escala (ya están los liberales cuantificando), desde los que no ven los problemas ni los quieren ver hasta los que los ven y los pretenden solucionarlos proponiendo. Tú, aunque te desdigas adelante, te has situado en este último extremo. Y te felicito por tu intención (aunque creo –es mi humilde visión- que el resultado sería el colapso de 7000 millones de almas). Te aclaro: si estos 7000 millones son un hecho del que no podemos prescindir (y no creo que nadie en su sano juicio pudiera plantearlo como hecho prescindible), considero imposible organizarlos de manera distinta a lo que yo considero, glups, globalización (por favor, tómala como palabra neutra, sin barniz ideolgólico; resumen imposible: un mundo -todo: derechos, recursos, información,…- de que sea de todos). Tu alternativa de organizarlos localmente la veo inviable sin que llegue el colapso. El acierto: tenemos el mismo concepto de mal: el resultado, sin morales que valgan. Probablemente 7MM son un mal resultado: pero es el que hay. Yo plantearía otros sistemas de organización si tras 50.000 años de evolución, aquí estuvieramos tú, yo y mil más: probablemente en unidades locales, autoabstecidas…. En la cooperación, el oportunismo da males resultados: y la naturaleza ha hecho a sus hijos oportunistas (sinceramente, no estoy seguro, pero no creo que calificar al hombre de oportunista sea un acto moral). Y el error: lo mejor del sistema liberal no es que permita que podamos organizarnos mirando nuestro culo, es que, si miramos también el culo ajeno, funciona y lo hace mejor. Pero ya te dije que no es materia de la economía hacer que el oportunista coopere…
Dices que mi alternativa llevaría al colapso, en principio, sin más aclaración, supongo que porque lo crees así. Bien, es bueno creer en esta Realidad. Es más fácil sobrellevar esta vida si te convences de que cualquier alternativa es inviable. Y mejor aún si lo jutificas en que Nosotros Somos Así.
Me alegra que pienses que esta es la última y mejor forma de organización y que si no: Miedo al Futuro, Caos Inminente, Destrucción y todo lo que ya se sabe sobre el Colapso-Siempre-Imminente. Que siempre está ahí pero nunca llega. Desde luego, siempre es mejor pensar esto para la propia salud mental.
Este colapso que invocas, ya tiene lugar en muchas partes del mundo. Sólo que aquí no sucede.
Sobre la imposibilidad de volver a localizar la producción, creo que deberías distinguir entre la imposibilidad de imaginarlo (que conlleva un colapso psicológico del hombre consumidor-trabajador) y la viavilidad que la economía localizada ya ha demostrado. Pareces olvidar que mientras los países africanos y asiáticos han tenido soberanía alimentaria, con planificación familiar de sus producciones, las hambrunas han sido más bien escasas, y que sólo la producción a gran escala les ha vinculado a instituciones internacionales y coporaciones que les han llevado a situaciones sociales con una mortalidad mucho mayor.
Pongamos un ejemplo claro, muy de hoy: soy indio, tengo dos hectáreas y un huerto con diez variedades de verduras y frutas y un buen grupo de polllos. Llega un comerciante, me propone plantar soja para una planta de biofuel. Me paga con bastante dinero el primer año. De tal modo que destrozo mi huerto y lo dedico a monocultivo. El año siguiente, un país ha reducido impuestos o ha devaluado su moneda y tiene un montón de terreno más rentable para ofrecer ¿Qué hago entonces? ¿A quién le reclamo? ¿Quién me compensará por todas las mentiras que me soltaron para que dedicase mi terreno a la soja? ¿Cómo alimento a mi familia?
Este es el modelo que existe hoy en día, y causa miles de suicidios, miles de situaciones de hambruna estacionaria en terrenos con una abundancia de comida alucinante (¡exportadores!).
Actualmente, la producción alimentaria de la tierra es suficiente para 14 MM.
Reducir esta producción no es el problema, el problema es distribuirla, terminar con tantos cobardes sobrealimentados incapaces de hacer nada mejor que comer para sobrellevar su miserable vida.
Por otra parte, el sistema de explotación de la tierra (urbanismo, cultivo, explotación energética) genera la extinción de cien especies animales CADA DÍA.
¿No ha llegado el momento de dejar de creernos el único sujeto en este planeta? Somos algo parecido a la peor patología planetaria, así que más vale que vayamos reduciendo nuestras pretensiones.
Si quieres razonar el colapso que pones como barrera a mi tímida idea de involucionar, adelante. Todo este espacio es tuyo
Para situarnos, y para que veas que en el análisis del Qué no estamos tan lejos, y por lo tanto no caben suposiciones por tu parte de si creo o no en esta Realidad, si la justifico o sobretodo, si veo inviable una alternativa : considero que estamos en la sima de la historia de la infamia, que con unos siglos para tomar perspectiva, si aun estamos, concluiremos que jamás antes la humanidad arrastro la dignidad del hombre (o viceversa) con tal consciencia, ni en la edad de piedra, ni en la edad media, ni en los holocaustos del siglo xx. Simplemente porque, en cuanto a necesidades materiales del hombre se refiere, nunca se dio la posibilidad simultanea de poder conocerlas (información), obtener aquello que la satisfaga (producción), poderlas llevar a quien las necesita (distribución), y encima saber que eso esta bien (moral). Y-no-lo-hacemos. La alternativa no inviable, es sencillamente imprescindible. El Porqué, mi tragedia liberal, lo que todavía me debería hacer más desertor que tú, es que al tiempo, considero que la liberal es, con su humildad y con su pragmatismo, la teoría que ha permitido esta potencialidad de solución, y que con un simple razonamiento causa-efecto, la proclaman cuando no inútil, culpable. Breve: a nivel económico hay dos conceptos capitales pervertidos: los mercados y la propiedad. La libertad de mercado, es la de los bienes y servicios, los capitales, la información y los hombres. Estos mercados no son estancos, hay vasos comunicantes que a la larga los equilibran. Pon una economía como Nigeria, donde los nigerianos pudieran prescindir de la patera coger un avión y buscarse curro en Barcelona: te puedes imaginar cómo iría de lleno el canuto capital-comunicante de la Diagonal a Lagos, casi menos por motivos económicos que “nacionales”. La propiedad: de quién es el aire, el mar, el ozono,… No están reflejados en los precios todos los usos de los bienes comunes, cuyo consumo supone un coste al resto (externalidades llamamos…). Ni un solo ciudadano “tropical” debería preocuparse por su futuro si le llegase la parte del pastel que el resto pagaríamos. El colapso: más de la mitad de la humanidad vive en ciudades, uno de cada tres en una de más de un millón. Hoy: en diez años, ni te lo explico. No me veo organizando a los 20 millones de mexicodfs en un millon de economías locales de 20 autogestionadas. Al decir que el mundo es el que es y el que podría haber sido, hablo demográficamente: si tuvieramos el conocimiento del 2006 y la geografía humana de 1806, las alternativas serían muchas. Pero esto no significa que me quede con el mundo tal y como está: busco (propongo) alternativas. Esta producción para 14MM es posible por un sistema de producción: no creo posible estos niveles en sistemas sin estas economías de escala (división, especialización,…). Pero si con estas economías locales consiguiesemos a la larga volúmenes para 7MM, dirás me vale: no quiero consumir por dos. Pero te digo: consumirás por 2, porque en la transición (de la ciudad al campo), se quedarían 3500M. O no. Pero ante al duda: que el precio refleje el coste y que el hombre se busque las gachas en cualquier lado del globo.
ooops
a=Artaban
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